
Mil y una formas de cambiar paradigmas: El activismo universitario
- 04/08/2019
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Un buen activismo universitario puede ser un producto de diferentes manifestaciones de inactivas que buscan generar un cambio.

Por: Ricardo Chica
Abogado por la Universidad San Francisco de Quito con Diplomado en Derecho Internacional Humanitario por la Pontificia Universidad Católica de Perú. Miembro fundador de la Red Interuniversitaria LGBTIQ+ y Coordinador Jurídico de la Organización Diálogo Diverso.
La redacción de este artículo se ve supeditada a las circunstancias experimentales que me han hecho partícipe de este proceso arduo de aprendizaje sobre el activismo universitario, por lo que animo a las personas que me acompañen con esta lectura a desafiar, deconstruir, reformar e innovar estructuras que damos por sentado que se encuentran definidas. Llamo al cuestionamiento constante para empezar con una movilización social efectiva que delimite un efectivo punto de partida para todas sus militancias.
Punto de partida
El buen activismo universitario puede ser un producto de diferentes manifestaciones de iniciativas que buscan generar un cambio. Estas se pueden deber a las circunstancias, la vigencia de un problema, la afianzada coyuntura de un colectivo o todas las anteriores. Cuando se tiene la motivación necesaria, se puede consolidar una coyuntura sólida desde: las alianzas que haces con compañeros de clase, las mentorías con profesores de distintas facultades y los diálogos que puedes proponer al personal administrativo de una institución. ¡Lo imprescindible es aprovechar esta variedad de posibilidades!
El universitario promedio en su vida académica está ampliando característicamente su visión frente al cómo poder impactar a la sociedad que le rodea; a su vez analizando los problemas potenciales a los que va a enfrentarse. Sin embargo, una vez superadas todas estas barreras se encontrará a personas que han pasado por el mismo proceso de reflexión y que desearán conformar un equipo de trabajo para articular una adecuada sinergia y empezar a trabajar por un propósito. Los individuos involucrados en este proceso podrán subsiguientemente alcanzar un grado de confianza óptimo a través del intercambio de varias dinámicas de trabajo que se ajustarán a las metas que se han propuesto inicialmente, de la mano de un liderazgo de primera categoría que involucre: compromiso, disponibilidad y claridad de prioridades.
El activismo universitario tocó mis puertas tras la oportunidad significativa de que la Universidad San Francisco de Quito tenga una delegación institucional dentro de la Marcha del Orgullo de Quito en el año 2017. Sin duda alguna fue una ardua labor, pues para ese año los estudiantes LGBTIQ+ de mi universidad no tenían representatividad. Es aquí donde me permito nuevamente hacer un énfasis en la coyuntura que pueden alcanzar varios actores dentro de un ambiente universitario, porque sin importar cual fuera la institución, existe una amplia gama de diversidad de individuos que construyen un cuerpo funcional a través de diferentes tipos de capacidades en razón a la variedad de áreas del conocimiento. Es así como se puede empezar a moldear un trabajo vinculado desde todas las potencialidades que cada persona puede aportar desde su experiencia académica y profesional. Por lo tanto, la distribución de roles dentro de un proyecto va a obedecer a la necesidad de ciertos perfiles que se requieren para cumplir tareas en específico y así poder consolidar un proyecto piloto que empoderó a salir de la zona de confort y optimizó las habilidades de los involucrados.
Punto de inflexión
Ahora bien, tras obtener enriquecedores resultados de un proyecto piloto pueden suceder varios escenarios: culminar este proceso por haber satisfecho necesidades iniciales o aprovechar la construcción previa de una plataforma de colaboración constituida por varios actores para llevarlo al siguiente nivel. Esta es la decisión conjunta que concebiría la idea de desarrollar un activismo académico progresivo, justificado en la planificación de obras que generarán espacios de personas que coinciden en una causa en común y que se fundamentan en la incidencia social como medio para cambiar el mundo desde sus propias palestras.
La importancia del activismo universitario trasciende de la elaboración de uno o más proyectos, puesto a que esta apunta hacia la réplica de metodologías de trabajo, optimización de modelos de liderazgo y la concientización de la sociedad a través de la difusión de información verídica, clara y comprobada. Sin embargo, es trascendental la réplica constante de proyectos para mantener un vínculo afianzado con la sociedad civil y asimismo adquirir alianzas estratégicas que faciliten el alcance del impacto buscado a través de la educación y sensibilización de las personas.
Si bien es cierto he abordado las generalidades que compromete el activismo universitario, me remito a destacar que este tipo de activismo, con enfoque en la comunidad LGBTIQ+, nos ha permitido formar parte de un proceso de retos, inconvenientes y falta de oportunidades que se han visto superados al demostrar que nuestras capacidades trascienden de nuestras orientaciones sexuales. Es decir, esta lucha se ha convertido en un espacio revelador para varias personas de las diversidades sexo-genéricas que canalizaron su puntual disconformidad con esta sociedad abundada por la discriminación, la desinformación, y el amarillismo mediático.
Debido a el impacto que hemos podido tangibilizar en conjunto con compañeros de lucha, hemos decidido hace algunos meses conformar una red de activismo interuniversitario llamada “Red Interuniversitaria LGBTIQ+” que hasta la fecha cuenta con vocerías de seis universidades de la ciudad de Quito. Nuestra mayor motivación es formar a nuevos líderes que repliquen metodologías de trabajo para afianzar nuevas estructuras de activismo académico en todas las instituciones de educación superior en el Ecuador. De esta manera, el proceso de movilización de la sociedad civil en temas que ameritan una defensa amplia de Derechos Humanos se verá articulada fructíferamente entre líderes que tienen las habilidades para replicar todo lo que amerita un activismo académico de excelencia. Nuestra convocatoria es abierta hacia los estudiantes universitarios cuyo actuar constante se encuentra ligado al (pro)activismo, la iniciativa, el empoderamiento; pues de esta manera iremos sumando a esta iniciativa a más individuos de libre pensamiento que quieran formar parte del cambio.
Consideremos que vivimos en una sociedad llena de trabas banales, por lo que es esencial proponernos traspasar cualquier limitante antes de iniciar una lucha. En el día a día, las complejidades (sin importar su grado) se resuelven a través de un propósito debidamente alimentado. Enfocar la energía en el “know how” va a ayudarnos a dejar de ser una sociedad llena de pretextos para transicionar hacia una sociedad que se esfuerza por los intereses que tenemos en común y que se ven delimitados por direcciones claras a las que nos encaminaremos en conjunto.