Un informe a la Nación, el pasado 24 de mayo, manchado por varias imprecisiones y datos alterados en el discurso presidencial…

Por: Antonio Gutierrez

No es de sorprenderse que el marketing político ha llegado al tope del cinismo.

Un informe a la Nación, el pasado 24 de mayo, manchado por varias imprecisiones y datos alterados en el discurso presidencial, informe que, a más de un mes de haber sido presentado, no ha sido analizado por la Asamblea Nacional tal como manda la ley; escándalos de corrupción que manchan la gestión de distintos ministros del Gabinete; cuentas en paraísos fiscales de la familia y círculo presidencial; familiares de altos funcionarios de Estado involucrados en corrupción y lavado de activos; entrega de territorio nacional para operaciones militares de potencias extranjeras, acción prohibida por la constitución; disminución del presupuesto de salud y educación; falta de inversión pública; incumplimiento del plan de Gobierno; asesinatos y conflictos casi a diario en las cárceles del país; aumento del desempleo; aumento de los índices de inseguridad; personas desaparecidas; periodistas encarcelados; protestas violentas en distintos lugares del país; estos y otros casos que se vive día a día en el Ecuador versus una prensa que mira para otro lado.

Otro ejemplo sorprendente es el alcalde de la capital de los ecuatorianos, quien ha desplegado una maquinaria propagandística alrededor de los perros y los toros, acción que por supuesto es digna de felicitar; sin embargo, el alcalde se olvida del aumento del desempleo en la capital, los niños menores de 13 años que se encuentran por cientos en las calles; el aumento de la pobreza y la indigencia en la ciudad; me pregunto, ¿para cuando le veremos al alcalde tratar estos temas con la misma inspiración que recorre instituciones regalando perros?

Tenemos una prensa que se ha dedicado a manipular la información y a negociar grandes contratos con el Estado; millones de dólares son mensualmente distribuidos a los principales canales de televisión y frecuencias de radio a nivel nacional a cambio de su silencio cómplice.

Llevamos más de dos años mirando por la TV y escuchando por la radio escándalos de corrupción del anterior gobierno, pero ningún titular de ningún periódico es capaz de publicar lo que está pasando en la actualidad.

Tal parecería que el Ecuador está marchando sobre ruedas, en la apariencia mediática que nos brindan nuestros prestigiosos medios de comunicación; sin embargo, no nos dicen toda la verdad, y es que nadie es capaz de completar la frase: si, el Ecuador está marchando sobre ruedas justo en dirección a un abismo. Y es que las últimas proyecciones económicas de los organismos internacionales como el Banco Mundial, nos dicen que el Ecuador a penas crecerá un 0,1% este año; así es, mientras que, a cierre del 2017, el Ecuador creció al 3,8%; y al cierre del 2018, se registró un crecimiento del 1,4%.

Y no hablo de criterios subjetivos políticos, estoy hablando con datos y cifras reales económicas. Solo en este año, el Gobierno se ha endeudado con mas de 10.000 millones de dólares para tratar de cubrir su déficit provocado por la exoneración al pago de impuestos de los grandes grupos económicos del país, si, los mismos que son propietarios de los medios de comunicación.

Pero bueno, es más importante seguir hablando del cambio de domicilio del ex presidente Correa, de los escándalos de corrupción en miles de obras entregadas durante el anterior gobierno que, por cierto, en ninguno de sus cierres fiscales demostró un crecimiento económico menor al 2%; de si es o no legítimo o legal el matrimonio igualitario y por supuesto, de la adopción de perros.

La manipulación mediática ha llegado al punto de hacernos hablar del mismo tema por más de dos años sin darnos cuenta que, hoy en día, están pasando cosas muy complejas que requieren de nuestra atención, sin embargo, la población en general las ignora o no le da importancia ya que se encuentra sesgada por el odio y el revanchismo impulsado por la agenda mediática que cada mes obtiene una cortina de humo diferente para justificar su silencio cómplice.

¿Hasta cuando seremos una sociedad que permita seguir en un Estado de propaganda?

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