
Conciencia y confianza: el desafío para el desempleo juvenil en el Ecuador
- 27/01/2019
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4 de cada 10 desempleados en el Ecuador son jóvenes de entre 18 y 29 años.

Diego Utreras
Joven preocupado y comprometido
Fundador – Consejo Ejecutivo de Jóvenes Ecuador
4 de cada 10 desempleados en el Ecuador son jóvenes de entre 18 y 29 años.
Los profesionales jóvenes egresados y graduados de las más de 80 Universidades e Institutos Tecnológicos del país, superan la oferta de empleos adecuados que el mercado laboral existente ofrece. Muchas organizaciones solicitan en sus procesos de selección años de experiencia que generalmente los jóvenes carecen o los que poseen son insuficientes. Las modalidades de contratación vigentes son limitadas y la rigidez laboral del sistema es poco competitivo y para nada eficiente. Y de cierta manera, los jóvenes no generamos conciencia de la realidad del desempleo en el país y de cómo enfrentar la disponibilidad limitada de oportunidades que tenemos por delante.
Entre estas, muchas otras realidades se presentan como desafíos en la solución del desempleo juvenil en el país. Y como podemos ver, son varios los actores involucrados. Uno de ellos, y al cual me gustaría analizar, es el sector privado.
La empresa es un potencial generador de empleo, que estaría en total capacidad de acortar esta brecha entre profesionales y empleos disponibles.
Pero según un estudio realizado por la consultora multinacional McKinsey, solo el 45% de los empleadores globales creen que los recién graduados tienen habilidades adecuadas para los trabajos de nivel de entrada. Lo que resulta en que a pesar de que los empleos puedan estar disponibles, estos permanecen sin ocupar.
Es igual de determinante analizar la “Paradoja de la experiencia”. Que nos explica que para adquirir los años de experiencia requeridos por las organizaciones se necesita un trabajo previo, pero paradójicamente para conseguir un trabajo previo se requiere de años de experiencia. Esto nos deja inmersos en un bucle sin fin que se reproduce en innumerables procesos de selección a nivel de todo el país, Latinoamérica y el mundo. Y que solamente agrava la situación.
Es aquí donde se necesita de uno de los ejes transversales en la solución del problema. La Confianza. Confianza por parte de las empresas en las capacidades y el ímpetu que tienen los jóvenes por aportar sustancialmente a las organizaciones. Abrir las puertas de las operaciones y permitir una inyección de innovación y energía a los procesos empresariales. Permitir una oleada millennial que le aporte dinamismo y vanguardia a las corporaciones. Incorporar a las filas jóvenes capacitados y talentos que aporten a la consecución de niveles de competitividad internacionales que a su vez dinamicen los procesos económicos locales y regionales.
Pero esta generación de confianza es un proceso que requiere de esfuerzos de ambas partes. Pues no es posible generar un cambio de perspectiva si no se responde con nuevas capacidades y habilidades que atraigan la atención de los empleadores. Los jóvenes, por nuestra parte, debemos volvernos más competitivos, contar con nuevas y mejores habilidades. Talento y potencial que superen las expectativas de los empresarios y nos abran aún más puertas. Considero que es nuestra responsabilidad estar en constante aprendizaje y preparación. Al final de cuentas, el conocimiento es gratuito, ilimitado y de muy fácil acceso hoy en día, y en un mundo tan competitivo y globalizado como este, el estar dispuesto a reinventarse y adquirir mejorar, es imprescindible.
También considero que se necesita conciencia sobre la realidad del desempleo en el país por parte de los jóvenes y la sociedad en general. Es necesaria la disponibilidad de más información sobre los profesionales más demandados hoy en día y como estas empatan con la oferta académica de las Universidades.
Es indispensable una guía vocacional efectiva en el sistema educativo secundario. Es de vital importancia el desarrollo de un plan de vida desde edades tempranas. Y por supuesto es clave la conciencia y la disponibilidad de información suficiente y actualizada en la toma de decisiones trascendentales. ¿Cuál es el camino que debo tomar ahora? ¿Qué carrera debo escoger?¿Estudio o trabajo? ¿Debería buscar un trabajo o emprender? O ¿Tal vez deba estudiar una maestría? ¿Dentro o fuera del país? Y si decido trabajar, ¿Dónde debo buscar mi próximo empleo? Y si no lo encuentro ¿Que habilidades debo adquirir para ser contratado? Preguntas como estas nos surgen a todos y la mejor forma de responderlas es con información disponible y conciencia sobre la realidad. Es esto en donde se debe trabajar, pues de esto dependerá nuestro futuro y el aporte que le brindemos a nuestra economía, a nuestras familias y a nosotros mismos.
Por otro lado, me gustaría analizar a otro actor fundamental en la problemática del desempleo juvenil en el Ecuador. El gobierno. Desde mi perspectiva, es indispensable que tome cartas en el asunto y genere cambios. El código laboral vigente es antiguo y nos disminuye en competitividad. Lo que necesitamos son facilidades para la contratación. Debe ser una prioridad gubernamental la implementación de un ecosistema laboral dinámico y flexible que le permita al empleador contratar con facilidad y al empleado enrolarse y desvincularse con agilidad. Entre algunos ejemplos, podemos implementar contratos a plazo fijo, contratos por hora, Contratos eventuales. Salvaguardado claro, todos los beneficios de ley.
Hacer frente al desempleo juvenil nacional y mundial requiere que los países implementen una multitud de iniciativas y asociaciones público-privadas efectivas. Sin dinámicas proactivas entre el sector público y privado el problema es aún más difícil de enfrentar, por lo que incentivos, estrategias y convenios deben proliferase y sostenerse en el tiempo. Los programas mi primer empleo y empelo joven del gobierno de turno, que incentivan la contratación juvenil, deben fortalecerse y socializarse. Y por supuesto se debe trabajar conjuntamente con la academia para que los profesionales que arrojan al mercado laboral cumplan con las exceptivas del sector empresarial y cuenten con las habilidades para solucionar los problemas del país.
Otra de las posibles soluciones planteadas, es sin lugar a dudas el emprendimiento. Y en esta arista es interesante encontrarnos con un par de indicadores internacionales. El Ecuador tiene la tasa más alta de emprendimientos de la región, pero así también tiene el porcentaje más alto de emprendimientos fallidos que no superan los 2 años. Esto quiere decirnos que tenemos las agallas, la voluntad y toda la intensión para crear empresa y generar empleo, pero no tenemos las herramientas ni los conocimientos necesarios para estabilizarnos y crecer.
Dotar de estas herramientas debe ser una prioridad de las autoridades y una responsabilidad de la academia. Generar espacios de desarrollo de ideas de emprendimiento, generar créditos y fondos concursables y desarrollar jornadas masivas de capacitación es crucial para abordar el problema.
En fin, la inclusión juvenil en el mercado laboral es la gran oportunidad de generar un impacto directo en la productividad de la economía del país y en nuestros indicadores socioeconómicos. Es una problemática que necesita acciones urgentes y que sobre todo requiere de un trabajo de conjunto del sector público, privado, la academia, los jóvenes y la sociedad.